?Diabetes Gestacional?- Guia y consejos 2018

La diabetes gestacional es uno de los trastornos metabólicos más frecuentes que pueden ocurrir durante el embarazo. Está definida como una alteración de la tolerancia a la glucosa, de severidad variable que comienza o es detectada por primera vez durante un embarazo en desarrollo.

Reconocer o tratar cualquier grado de alteración de la glucemia durante la gestación traerá como consecuencia una disminución de complicaciones maternas y fetales, tanto a corto como a largo plazo.

Las mujeres embarazadas que la padecen son más propensas a desarrollar preeclampsia, tener parto prematuro y mal formaciones fetales. Como consecuencias a largo plazo pueden presentar diabetes mellitus tipo 2 y enfermedades cardiovasculares. Los bebés nacidos de madres con diabetes gestacional, durante el parto pueden sufrir traumas obstétricos y presentan un riesgo aumentado de padecer enfermedades metabólicas como hipoglucemia, aumento de la bilirrubina, insuficiencias respiratorias, y durante su vida adulta son propensos a la obesidad y de igual manera diabetes mellitus y enfermedades cardiovasculares.

Algunas estadísticas reflejan que aproximadamente entre el 2 y el 10 % de las embarazadas desarrollan esta enfermedad y el porcentaje es mucho mayor si se habla de mujeres latinas debido a factores genéticos.

La diabetes es una enfermedad que no se debe tomar a la ligera, pero, para explicar lo que ocurre en el organismo con términos sencillos, no es más que los niveles de azúcar en la sangre se encuentren excesivamente elevados.

Cuando ingerimos alimentos, el sistema digestivo se encarga de descomponerlos y la mayoría se convierte en lo que se conoce como glucosa. Esta entra al torrente sanguíneo y una hormona que es producida por el páncreas llamada insulina, se encarga de trabajar para que las células del cuerpo conviertan la glucosa en energía.

Entonces, si el organismo no produce la cantidad de insulina suficiente o si las células no responden adecuadamente a esta, no hay manera de que la glucosa se convierta en energía y por ende queda circulando por la sangre generando inconvenientes.

Durante el embarazo, debido a los múltiples cambios hormonales que en él se generan, es posible que el cuerpo no responda ante la insulina de la manera adecuada. En un escenario normal, el organismo de la mujer embarazada se encarga de hacer que el páncreas segregue una mayor cantidad de insulina. Sin embargo, existe una gran cantidad de mujeres a las que su cuerpo no es capaz de hacerlo y es por eso que los niveles de azúcar en la sangre se elevan en exceso. Es allí cuando aparece la diabetes gestacional, también conocida como diabetes mellitus gestacional o diabetes del embarazo.

¿Cómo diagnosticar la diabetes gestacional?

Generalmente la mujer embarazada no suele presentar ningún tipo síntomas de diabetes gestacional. Por este motivo desde que la mujer acude al médico para su primera consulta prenatal y en su historia clínica se observa una alta probabilidad debido a la presencia de factores de riesgos, entonces se recomienda la realización de una prueba sencilla, como un examen de orina o una glucemia basal.

Por regla general la Diabetes gestacional se detecta por medio de una sobrecarga de azúcar en sangre. Esta consiste en la administración de 75 ó 100 gramos de glucosa a la embarazada. Esta prueba se realiza por la mañana en ayunas y es necesario previamente realizar una dieta saludable y hacer ejercicio. Mientras se realiza la prueba, es necesario mantenerse en reposo, sentada y sobre todo no fumar.

Si el resultado sale positivo, se requerirá una prueba más detallada como lo es el examen de tolerancia a la insulina. Si por el contrario el resultado es negativo, el próximo examen deberá realizarse en los controles correspondientes entre las 24 y 28 semanas de gestación.

Factores de riesgos más importantes para diabetes gestacional

Los factores de riesgos más importantes a considerar para determinar si la mujer es propensa a sufrir diabetes gestacional son los siguientes:

1.- Edad: después de los 30 años de edad la mujer es más propensa a padecerla.

2.- Índice de masa corporal mayor a los 25 Kg/m2: el sobrepeso y la obesidad son el mayor factor de riesgo modificable para desarrollar diabetes gestacional, ya que traen como consecuencia una mayor resistencia a la insulina. Cuando una mujer con sobrepeso queda embarazada el riesgo aumenta de manera considerable. De igual manera, si el aumento de peso durante el embarazo ocurre de manera desproporcionada  se debe estar alerta.

3.- Antecedentes familiares de diabetes: los antecedentes familiares con relación a esta enfermedad han sido vinculados como factor de riesgo de primer grado para desarrollar diabetes.

4.- Antecedentes personales de macrosomía fetal: esto no es más que haber tenido embarazos previos en donde el bebé ha sido muy grande; es decir ha pesado más de 4 kilogramos.

Que puedo comer durante la diabetes gestacional

5.- Síndrome de ovarios poliquísticos: las mujeres que tienen diagnóstico de síndrome de ovarios poliquísticos ya presentan de manera previa una resistencia a la insulina, la cual al combinarse con la resistencia fisiológica del embarazo, triplica las probabilidades de sufrir diabetes gestacional.

6.- Grupos étnicos: se ha demostrado de manera científica que dentro de los grupos étnicos en donde se destacan afroamericanos, latinos, asiáticos-americanos y de las islas del Pacífico, presentan una mayor predisposición de sufrir diabetes en general.

¿Cuáles son las consecuencias de padecer diabetes gestacional?

Recibir un diagnóstico de diabetes gestacional no quiere decir que el bebé no será sano. La mayoría de las mujeres con diabetes gestacional logran traer al mundo un bebé sin complicaciones, pero para que esto ocurra deben realizarse unas modificaciones en la alimentación, incluir sesiones de actividad física y en algunos casos por recomendación médica se requieren medicinas. Todo con la finalidad de mantener bajo control los niveles de glucosa en el embarazo.

Ahora bien, si esta enfermedad no se trata de la manera adecuada habrá consecuencias para el bebé a corto y largo plazo. Cuando la diabetes aparece, los altos niveles de azúcar quedan circulando en el torrente sanguíneo que se encuentra en contacto directo con el bebé. Por tal motivo, su páncreas detectará dichos niveles y se verá en la obligación de generar una excesiva cantidad de insulina para tratar de procesar la glucosa presente en la sangre.

El exceso de azúcar e insulina en el organismo hará que el bebé tenga un aumento de peso dentro de útero, el cual no será acorde a su desarrollo. Esto convierte en un riesgo la opción del parto natural, ya que por su gran tamaño será más complicado su recorrido a través del canal vaginal, pudiendo requerirse una cesárea. A este aumento de peso se le denomina macrosomía fetal.

Una de las complicaciones de los bebés con macrosomía muchas veces puede ser un hombro atascado al momento de salir. Este inconveniente se conoce como distocia de hombro y requerirá maniobras especiales por parte del personal médico para facilitar su salida. En la mayoría de los casos reportados estas maniobras se realizan sin consecuencias, pero existe un porcentaje en donde el bebé sufre daños a nivel de nervios en los miembros superiores o fracturas. En el peor de los casos el bebé pudiera verse sometido a una falta temporal de oxígeno en donde dependiendo del tiempo pudiera haber o no daños cerebrales.

Del mismo modo las consecuencias de un bebé de gran tamaño, afecta directamente a la madre, porque al momento de salir del canal de parto pudieran producirse lesiones y heridas en la vagina que deban requerir una episiotomía de gran tamaño. La episiotomía es el corte que se realiza en la comisura posterior de la vagina hacia el ano con la finalidad de prevenir desgarros y facilitar la salida del bebé.

Motivado a todo lo explicado anteriormente, es muy probable que si el médico observa que el bebé pesa más de 4 kilogramos, recomiende una cesárea. Si por el contrario, durante el embarazo la mujer tiene controlados los niveles de azúcar en la sangre, las posibilidades de que el bebé venga con aumento de peso son muy pocas.

Se hace necesario destacar que existen estudios en donde se ha demostrado una relación directa entre la diabetes gestacional severa y el número de nacimientos de bebés sin vida, sobre todo en los dos últimos meses de gestación. De igual manera, los niveles descontrolados de azúcar en la sangre hacen que se incrementen los riesgos de que la madre desarrolle preeclampsia.

Por este motivo se hace indispensable monitorear los niveles de azúcar en sangre durante en el embarazo y en cada control médico que te realices.

Tengo diabetes gestacional, ¿qué debo hacer?

En primer lugar, después del diagnóstico debe existir una comunicación directa y frecuente con el médico porque los niveles de azúcar en la sangre deben ser monitoreados de manera constante. La forma más sencilla de medirla es a través de un glucómetro, que es un instrumento que se puede tener en casa. Por medio de una aguja muy pequeña se realiza un pinchazo en un dedo, la gota de sangre que se obtiene se coloca en una tira reactiva llamada lengüeta, que se inserta en el glucómetro y este arroja los niveles de azúcar en la sangre.

cuidados durante la diabetes gestacional

De manera simultánea deben existir unas modificaciones en la dieta. Es necesario que predominen en la ingesta alimentos naturales y de buena calidad. En este punto se debe destacar que no es cierto cuando las personas hacen referencia a que una mujer embarazada debe comer por dos. Es cierto que, hay un ser humano creciendo dentro de una mujer y precisamente por esa razón debe haber un correcto equilibrio entre las proteínas, los carbohidratos y las grasas para poder proporcionarle al cuerpo una adecuada cantidad de calorías, vitaminas y minerales fundamentales en esta etapa.

Dentro de las principales recomendaciones para controlar los niveles de azúcar en el organismo se encuentra no saltarse las comidas, sobretodo el desayuno porque esto genera unas respuestas hormonales que son sumamente necesarias. Se deben evitar al máximo los alimentos procesados y con azúcares añadidas tales como bebidas gaseosas, galletas, caramelos, helados, entre otros.

También es importante dedicar un poco de atención a la elección de la calidad de los carbohidratos. Se dividen en dos tipos: simples y complejos. Los simples tales como el arroz, el pan blanco, las harinas blancas, entre otros se digieren muy rápidamente y entran al torrente sanguíneo aumentando los niveles de glucosa en la sangre para ser procesados, efecto que no se desea.

Contrario a esto, la elección de los carbohidratos debe inclinarse hacia los complejos tales como granos, frijoles, arroz integral, pan integral y hortalizas porque este tipo tarda más en digerirse, ofreciendo así una sensación de saciedad por más tiempo y le exigen al cuerpo una menor cantidad de insulina para poder procesar los azucares que llegarán a la sangre.

El tema de la alimentación durante el embarazo pudiera parecer abrumador, sin embargo si va guiada de la mano con un especialista y cuando se incorpora a la cotidianidad, se convertirá en rutina y al mismo tiempo se habrá adoptado un estilo de vida más saludable que puede permanecer, sin necesidad de estar embarazada.

Por otro lado, incluir dentro de la rutina la actividad física es fundamental ya que hay estudios que han demostrado que la realización de ejercicios, sobretodo aeróbicos de moderada intensidad ayudan al cuerpo a procesar la glucosa y por ende, que los niveles de azúcar en la sangre estén dentro de los parámetros normales. Por ser el embarazo una etapa de mayor atención, es necesario que las decisiones que realices sean bajo consentimiento médico. A pesar de los beneficios no se debe realizar ejercicios si el médico no lo autoriza.

Si luego de varios intentos con dieta y ejercicios para mantener bajo control los niveles de glucosa en la sangre esto no se logra, entonces lo más probable es que el médico realice una prescripción para insulina. Un estimado de 15% de mujeres que presentan diabetes gestacional requiere de este medicamento, el cual puede ser administrado de forma oral o en inyecciones.

Aspectos a destacar durante los controles prenatales

Después de un diagnóstico de diabetes gestacional es normal que el médico quiera observar con mayor detenimiento el desarrollo del bebé, haciendo especial énfasis durante el último trimestre del embarazo.

La manera para monitorearlo detalladamente es a través de visitas al médico más frecuentes de lo habitual. Hay diversos aspectos que considerar y uno de ellos es la actividad del bebé dentro del útero, por este motivo después de la semana 28 el médico pedirá que estés atenta a sus movimientos para determinar si el bebé se encuentra más o menos activo.

Si en el peor de los casos los niveles de glucosa en sangre no se logran controlar y al mismo tiempo presentas otros factores de riesgo, es muy probable que se requieran otra serie de exámenes.

Las ecografías adquieren mayor relevancia porque por medio de ellas, el médico verificará los latidos del corazón del bebé. De igual manera existe el perfil biofísico, en donde la actividad cardíaca, los movimientos corporales y respiratorios, el volumen de líquido amniótico y las características de la placenta se identifican de manera oportuna con la finalidad de tomar cualquier acción necesaria para evitar la muerte intrauterina del bebé.

Consecuencias de la diabetes gestacional para el bebé después del parto

Las consecuencias que puede sufrir el bebé producto de una madre con diabetes gestacional son muchas. Comenzando por el hecho de que si el recién nacido al momento del parto, presenta excesiva grasa acumulada como resultado de los elevados niveles de azúcar de la madre durante el embarazo, tiene una altísima probabilidad de desarrollar obesidad infantil e inclusive durante su vida adulta.

Como se explicó en un apartado anterior, cuando las grandes cantidades de azúcar presentes en la sangre de la madre llegan al bebé, el páncreas del mismo se ve sometido a fabricar una mayor cantidad de insulina para intentar que se procese de la manera adecuada.

Luego del nacimiento, el páncreas del bebé continúa produciendo la misma cantidad de insulina pero en esta oportunidad los niveles de azúcar de la sangre de la madre ya no los recibe directamente, por lo que la producción excesiva de insulina consume la glucosa del bebé generando un caso de hipoglucemia.

Al momento del parto, el equipo médico está en la obligación de comprobar si los niveles de azúcar en la sangre del bebé se encuentran muy bajos. Si lo son, la recomendación será iniciar la lactancia materna lo más rápido posible o en casos muy severos se le puede administrar glucosa por vía intravenosa. La atención temprana de esta condición puede prevenir serias complicaciones tales como convulsiones, coma o inclusive daño cerebral.

Por otra parte, si se trata de un parto prematuro existe un mayor riesgo de que el bebé desarrolle problemas de respiración ya que de por sí, cuando una mujer sufre de diabetes gestacional los pulmones del bebé tardan más de lo normal en alcanzar la maduración adecuada. Del mismo modo, hay posibilidades de que el bebé padezca de ictericia.

Por último pero no menos importante, durante un embarazo en donde no se controlan los niveles de azúcar en la sangre, el bebé corre riesgos de desarrollar policitemia, que es un aumento en la cantidad de glóbulos rojos en la sangre.

La hipocalcemia, es un nivel inferior de calcio en la sangre y puede ser otra enfermedad que padezca el bebé, lo cual afectaría su función cardíaca.

Recomendaciones para disminuir los riesgos de que el bebé tenga diabetes

Desde el momento en el que la mujer se entera que está embarazada, debe comenzar los controles para mantener los niveles de azúcar en la sangre dentro de los límites normales. Después del nacimiento del bebé, es de suma importancia iniciar con la lactancia lo más pronto posible, debido a que existen evidencias científicas que manifiestan que amamantar mejora notablemente el metabolismo de la glucosa y ayudar a disminuir los riesgos de que el bebé desarrolle diabetes, padezca de obesidad y otras enfermedades relacionadas a esta condición.

consejos durante la diabetes gestacional

Haber padecido diabetes gestacional no se debe ignorar porque le aumenta la tendencia a desarrollar todas las condiciones antes mencionadas; sin embargo la mujer en su papel de madre, puede ayudar a su hijo a llevar y mantener una dieta sana y balanceada, así como incentivarlo a realizar ejercicio físico regularmente.

También es necesario que se le comunique al pediatra que sufriste de diabetes gestacional. Esto formará parte importante de los antecedentes personales a la hora de realizar una valoración clínica.

Si tengo diabetes gestacional, ¿seré diabética después del parto?

Esta pregunta es muy frecuente entre las madres y la respuesta dependerá solo de ti y de la forma en cómo reaccione tu organismo. La mayoría de las mujeres con diabetes en el embarazo no siguen siendo diabéticas después de él. Sin embargo, queda marcada esta condición como antecedente personal para futuros embarazos porque se puede volver a desarrollar, unido a la lista de factores de riesgo que se mencionaron anteriormente.

Otra posibilidad puede ser que desarrolles una tolerancia deficiente a la glucosa, lo que implica que los niveles de la misma son altos, pero no tanto como para obtener un diagnóstico de diabetes. Por esta razon es importante mantener unos valores normales de glucosa en sangre.

Se recomienda realizar exámenes de sangre entre las 6 y 12 semanas después del parto para monitorear que los niveles de azúcar volvieron a sus valores normales. Si los resultados se encuentran dentro de los parámetros, se sugiere que se incluya en los chequeos médicos de rutina anuales, una prueba para descartar diabetes.

¿Qué debo hacer para disminuir la incidencia de los factores de riesgos para desarrollar diabetes en el futuro?

En primer lugar, es indispensable mantener controlado el peso corporal, llevar una alimentación saludable y hacer ejercicios, ya que tendrá un impacto positivo en la salud.

Se recomienda amamantar durante la mayor cantidad de tiempo posible porque  dentro de los múltiples beneficios que trae dar pecho, se encuentra el hecho de que la lactancia genera un incremento del gasto calórico en la madre, lo que se traduce en pérdida de peso y por ende una menor posibilidad de desarrollar diabetes y el resto de las enfermedades relacionadas a ella.

Tener un grupo de apoyo, mantener una vida emocional estable, evitar el sedentarismo, comer saludable y realizarse chequeos médicos periódicos es fundamental. Un tratamiento adecuado y oportuno sin duda mejora el pronóstico tanto para la madre como para el bebé. La comunicación y colaboración entre la paciente y su médico juega un gran papel a la hora de alcanzar los objetivos de tener y preservar una buena salud.

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